Hoy es el 11 de noviembre. No es un día cualquiera para todo aquel que recuerde la historia, pues este mismo día, alas 11 de la mañana, se disparaba el último tiro en la primera guerra mundial. Para ser mas exacto, a las 10.59 alguien disparó el último tiro y mató al sargento americano de 23 años Henry Gunther en Chaumont-devant-Damvillers. Por las casualidades de la vida Henry nació en una familia compuesta por los hijos de emigrantes alemanes. Para más inri Henry acababa de ser degradado a soldado raso por enviar una carta a un amigo diciendo que las condiciones en el frente eran muy malas y que hiciera lo posible por no ser enrolado.
En esa guerra no participó España ni tampoco Suecia, dos países que se declararon neutrales, pero que se vieron afectados de diferentes maneras por esa terrible guerra. España en concreto se benefició económicamente de su neutralidad. Durante la guerra, España pudo aumentar sus exportaciones, especialmente de productos agrícolas e industriales, ya que muchos países en guerra dependían de las importaciones españolas. Esto contribuyó al crecimiento económico en España durante ese período. Suecia se benefició al igual económicamente de su neutralidad durante la Primera Guerra Mundial, experimentando un aumento en las exportaciones y en la producción industrial. Aunque en el caso de Suecia hubo desafíos relacionados con la escasez de bienes de consumo. Esta escasez, sobre todo de productos alimenticios de primera necesidad, causado por la gran demanda internacional de estos productos y los altos precios que los campesinos suecos podían obtener vendiendo a los alemanes, encarecieron sobre manera la vida de los trabajadores suecos que, animados por el ejemplo bolchevique, estuvieron a punto de hacer una revolución “a la rusa”. Pienso contar más de esto en una próxima entrada.
Las razones para la neutralidad de España se encontraban en la gran diversidad de opiniones sobre si el país debería unirse a la guerra o permanecer neutral. Sin embargo, la mayoría de los líderes políticos y la población en general tendían hacia la neutralidad debido a la complejidad del conflicto y a la voluntad de evitar los costos humanos y económicos asociados con la participación en la guerra. Aunque la neutralidad puede tener costos económicos, España logró beneficiarse económicamente de la guerra al suministrar productos y recursos a los países en conflicto. Mantenerse al margen del conflicto directo permitió que la economía española prosperara durante este período. No hay que olvidar que España tenía muy reciente en la memoria el desastre de la guerra con los Estados Unidos y la pérdida de las colonias.
Suecia tenía una larga tradición de neutralidad en conflictos internacionales. Durante los siglos anteriores, desde el 1815, el país había mantenido una política de no intervención en guerras europeas, y esta tradición influyó en la decisión de permanecer neutral durante la Primera Guerra Mundial. De la misma manera que España, Suecia tenía una economía basada en la exportación de productos, en este caso mineral de hierro, madera y productos agrícolas, y la demanda de estos recursos por parte de los países en guerra ayudó a mantener la economía sueca en crecimiento durante el conflicto. Suecia también estaba preocupada por la posibilidad de conflictos internos si se unía a la guerra ya que el socialismo más radical se estaba haciendo fuerte entre las clases obreras y se temía por la estabilidad del país. Sin duda este temor ayudo a democratizar el país. Como una forma de eludir la revolución.
Esta guerra, o las consecuencias de esta guerra tras la paz, nos dejó un poco de mala fama, ya que la pandemia de gripe que se extendió por el mundo desde los Estados Unidos, surgida entre las grandes concentraciones de soldados acuartelados al regreso del frente, fue publicada primeramente en los periódicos españoles, ya que no estaban sujetos a la censura de guerra. Esta gripe fue denominada “la gripe Española, aquí en Suecia se la llamó “la enfermedad española” (spanska sjukan”. Si Henry hubiese sobrevivido, habría podido morir por causa de la pandemia, ¿quién sabe? Las estimaciones del número total de muertos debido a la pandemia de gripe de 1918 varían según las fuentes. Algunas estimaciones sugieren que el número de muertos podría haber sido de al menos 50 millones de personas en todo el mundo, mientras que otras estimaciones sugieren cifras más altas, llegando a 100 millones de personas o más. La mortalidad fue particularmente alta entre adultos jóvenes y saludables, lo que fue una característica inusual de esta pandemia.
Un informe oficial del gobierno sueco en 1919 estimó que alrededor del 0.5% de la población sueca, que en ese momento era de alrededor de 5 millones de personas, había fallecido a causa de la gripe española. Esto daría una estimación de alrededor de 25,000 muertes en Suecia. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas cifras son aproximadas y que la verdadera magnitud del impacto podría haber sido mayor.
Algunas fuentes sugieren que las muertes en España podrían haber llegado a cifras superiores a 200,000, aunque las estimaciones específicas varían. La mortalidad fue particularmente alta entre adultos jóvenes y sanos también en España. Casi todas las familias tienen algún recuerdo de parientes que murieron por causa de esa pandemia, la mía también.
Este día celebramos una paz que vino tras una guerra que costó una cantidad importante de vidas humanas, tanto militares como civiles. Las estimaciones del número total de muertos varían, pero se cree que la cifra se encuentra en el rango de 15 a 20 millones de personas. Aproximadamente dos tercios de las bajas totales fueron militares y un tercio civiles. Las cifras varían según las fuentes y las definiciones de quién se considera «civil». Las bajas militares incluyen a soldados que murieron en combate, así como a aquellos que fallecieron por enfermedades, heridas y otras causas relacionadas con la guerra. Las bajas civiles incluyen a personas que murieron como resultado directo de la violencia relacionada con la guerra, así como a aquellas que murieron debido a hambrunas, enfermedades y otros impactos indirectos de la guerra. La epidemia que vino tras la guerra costó al menos el doble de víctimas que la propia guerra.
Yo sigo caminando este 11 de noviembre de 2023 y, a la 11 en punto me encuentro en el cementerio del este, Miro hacia una lápida y veo que, él que allí yace, nació en 1894, y pensé, si este Johan hubiese nacido en un país beligerante quizás pudiera haber sido el último muerto antes de la paz, como Henry, o podía haber muerto por causa de la gripe, o,,,y casi inmediatamente me di cuenta de que este Johan que hay descansa está ahí porque está muerto, como todos los que hoy estamos vivos lo haremos algún día, más tarde o más temprano y recordé un epitafio en una sepultura que vi en L´Alguero, en Cerdeña que rezaba: : Eram quod es, eris quod sum (Yo era lo que tú eres, tú serás lo que yo soy). La muerte nos llega a todos, la guerra puede acelerar el proceso y privarnos de lo hermoso de la vida, de los sueños, los placeres, pero también del sufrimiento y la amargura. Abajo, una amapola, símbolo del 11 11 11.

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