Durante el paseo de hoy, un miércoles gris y poco apacible, iba yo pensando en una entrada que hice ayer en FB, sobre un trabajo que mis estudiantes de historia del programa Humanismo y Naturaleza (Naturhumanistiska programmet) hicieron en 2005. Un trabajo de historia local, que trataba de explicar cómo fueron las transformaciones de la ciudad de Lund durante cien años de su historia, 1860-1960, y cómo afectaron a sus habitantes.
Mis estudiantes eligieron diferentes temas como, por ejemplo, las transformaciones en la agricultura, la migración interna del campo a la ciudad, la mujer asalariada, la educación, la planificación de la infraestructura urbanística, la vivienda etc. Todos comenzaron su trabajo con una interviú a una persona mayor, que podía ser los abuelos o alguien que tuviese relación con el tema a tratar. A partir de la interviú los estudiantes formulaban una serie de preguntas, surgidas de la conversación, a las que trataban de dar respuestas por medio del estudio de las fuentes existentes en el archivo de la ciudad, la hemeroteca y ciertos medios digitales oficiales. El resultado se publico en forma de libro con la colaboración de la imprenta municipal y, tras la publicación, se invitó a un seminario al que asistieron muchos de los entrevistados y a la prensa local, en el que los estudiantes presentaron sus trabajos y explicaron lo que habían aprendido en el camino.
Cuando salgo a caminar llevo siempre unos auriculares para escuchar la radio. Si salgo muy de mañana escucho Las Mañanas de RNE con Iñigo Alonso y sigo con la programación de RNE hasta llegar a casa. Hoy estaban ablando, entre otras muchas cosas, de una nueva película “El maestro que prometió el mar” (El mestre que va prometre el mar, en su versión original), una película que se ha hecho famosa antes de ser estrenada por estar basada en una obra de teatro vedada por políticos del PP en Briviesca. La película cuenta la historia de Antoni Benaiges, un maestro catalán destinado a una escuela en Bañuelos de Bureba, un pueblo de Burgos, donde introdujo en sus clases un elemento nuevo, una imprenta. Con ella realizó, junto a los estudiantes, decenas de librillos sobre los temas de los que hablaban. Con estos cuadernos lograba la implicación de sus alumnos. Por enseñar a amar la libertad, fue fusilado por las fuerzas «nacionales» al tomar el pueblo y yace en una fosa común.
En el programa sacaron a relucir la pedagogía de La Institución Libre de Enseñanza y, rápidamente, casi sin darse cuenta y sin rigor científico, estaban incluyendo a Celestin Freinet como inspirador de la pedagogía del profesor catalán, que seguramente era desconocedor de la existencia de su coetáneo. Bueno, al menos yo así lo creo. Pero yo me percate mientras escuchaba que mi trabajo como docente, en particular con este grupo de estudiantes de historia, estaba influenciado en la pedagogía de Freinet. A ver si me explico: La pedagogía de Celestin Freinet es un enfoque educativo que se basa en la idea de que la educación debe ser un proceso activo y participativo, centrado en el estudiante. Su pedagogía se caracteriza por varios principios fundamentales como el aprendizaje activo, el trabajo cooperativo, la expresión y la creatividad, el método natural de lectura y escritura, el uso de la impresión y la correspondencia, el aprendizaje basado en proyectos, el respeto por la individualidad y la relación con la comunidad.
Freinet creía en la importancia de permitir que los estudiantes fueran activos en su proceso de aprendizaje. Él abogaba por la participación activa de los estudiantes en la construcción de su conocimiento, algo que suscribo plenamente, al igual que también creo que fomentar la colaboración entre los estudiantes es esencial para el aprendizaje y el desarrollo social. La pedagogía de Freinet pone un fuerte énfasis en la expresión y la creatividad de los estudiantes. Él animaba a los estudiantes a escribir, dibujar, hacer proyectos y expresar sus ideas de manera libre y creativa. Freinet desarrolló técnicas de impresión y correspondencia que permitían a los estudiantes crear sus propios materiales educativos, como periódicos escolares, libros y revistas. Esto era algo que yo también hacía, aunque yo no tenía una imprenta, pero utilizaba la imprenta del ayuntamiento para publicar los escritos de los estudiantes y, a partir de 2002, publicábamos en una pagina web, ahora ya cerrada.
Estoy bastante seguro de que aquel método mío, inspirado en Freinet, ayudo a muchos de mis estudiantes a sentir curiosidad por la ciencia y voluntad de aprender. De cuando en cuando, encuentro algún antiguo estudiante, convertido ya en persona madura, y me confirma que aquel método fue provechoso, aunque al principio lo vieran como algo muy trabajoso, que exigía más dedicación de la que normalmente solían dispensar a las otras materias. Aquí entra el factor tiempo, algo que ha adquirido un valor demasiado alto. Todo tiene que hacerse economizando el tiempo y eso, me parece a mí, mata o al menos recorta la creatividad. Sigo caminando, recordando todo el proceso de creación de aquellos libritos, uno de los cuales podéis ver aquí abajo.
Leave a Reply