Apurar los últimos días del verano es casi una obligación. A un paso de septiembre, se nota ya en el aire que el otoño viene de camino. A mi me gusta andar mucho estos días; andar y andar por las calles y los parques, los benditos oasis que las culturas, desde tiempos inmemoriales, se han esforzado en construir, por amor a la belleza. Ya me hubiera gustado a mi pasear por los jardines colgantes de Babilonia, construidos según la leyenda por el rey Nabucodonosor II para su esposa Amytis. Al no poder ser, me conformo con pasear por los parques y jardines que se han conservado hasta nuestros días. Yo tengo algunas preferencias, aquí en Lund. La verdad es que esta ciudad es muy rica en parques, aunque ninguno de ellos es anterior al siglo XVIII.

El más antiguo es el más pequeño y central, Lundagård, es un cuadrilátero delimitado por la catedral al sur, Kyrkogatan (Calle de la iglesia) al oeste, Universitetsplatsen la Plaza de la Universidad (Universitetsplatsen) al norte, y Sandgatan (Calle de la arena) con AF borgen (el castillo de los estudiantes). El parque data de 1747, cuando el solar se dedicó a parque con césped y senderos, bordeados de tilos, olmos, castaños, fresnos y arces. Los árboles más antiguos datan del año en que se estableció el parque, otros fueron plantados en 1883, cuando se realizó una renovación integral de todo el recinto, pero la mayoría son más recientes y han ido reemplazado gradualmente a los árboles que han muerto o han sido derribados por el viento. En Lundagård hay un solo edificio, el llamado Lundagårdshuset (Casa de Lundagård) o Kungshuset (Casa del rey) Aquí en invierno.[1]

Carl Hårleman, más conocido como el arquitecto que dio forma al palacio real de Estocolmo, aunque él no fue a quien se le encargó en primer lugar, recibió en la década de 1740 el pedido, de parte del consistorio de la universidad de Lund, de rediseñar Lundagård.  Hårleman lo diseño como un parque cerrado por un muro, que fue derribado durante el siglo XIX. Una de las puertas se conserva, con su remate coronado y es hoy la entrada al museo histórico de la ciudad, Kulturen[2].

Según la ciudad iba creciendo, iban quedando restos de las antiguas parroquias y sus cementerios, ubicados de tal manera, que representaban una clara inconveniencia, desde un punto de vista sanitario. En lo que ahora se denomina Petriplatsen se encontraba, durante la Edad Media, la iglesia de San Pedro (S

Petri kyrka) y, adyacente a ella, un cementerio. La iglesia fue demolida poco después de la reforma luterana en 1536, pero el cementerio se siguió utilizando para entierros hasta 1816. Algún tiempo después, se usó como jardín botánico. Cuando se propuso utilizar el lugar para mercados de ganado, intervino el fabricante Borg. Él donó un terreno adecuado para el comercio de ganado en lo que hoy es Mårtenstorget a la ciudad, a cambio de que la ciudad donara Petriplatsen a la universidad. Una condición de la donación era que el lugar nunca fuera edificado. La universidad sigue siendo propietaria de Petriplatsen y funciona como un pequeño oasis entre la gran arteria, Kyrkogatan, y la biblioteca municipal, presidido por una estatua de Lineo. Aquí me he sentado muchas veces a descansar o a leer, durante mis largos paseos por la ciudad.

Desde Petriplatsen puedo alcanzar media docena de jardines en un radio de 500 metros. Empezaré por uno de mis favoritos, el jardín botánico. El primer jardín botánico de Lund fue fundado ya en 1690 por Kilian Stobæus, un destacado profesor de medicina e historia en la Universidad de Lund. Inicialmente, el jardín estaba ubicado en Östra Vallgatan, cerca de la catedral de Lund. Este primer jardín era relativamente pequeño y estaba destinado principalmente al cultivo de plantas medicinales, que eran esenciales para la enseñanza y la práctica de la medicina. En 1740, y bajo la dirección del botánico Carl Linnaeus (Linneo)[3], el jardín fue reorganizado y ampliado. Aunque Linnaeus es más famoso por su trabajo en Uppsala, su influencia en Lund fue significativa. Durante este período, el jardín comenzó a expandir su colección de plantas más allá de las medicinales, incluyendo plantas ornamentales y exóticas, que reflejaban el interés creciente en la botánica como ciencia. A principios del siglo XIX, el jardín original se volvió insuficiente para las necesidades crecientes de la investigación y la enseñanza. En 1810, se decidió trasladar el jardín a su ubicación actual en Östra Vallgatan, que en ese entonces era parte del área de Petriplatsen. Este nuevo jardín, que abarcaba aproximadamente 8 hectáreas, fue diseñado para incluir no solo áreas de cultivo, sino también invernaderos y un estanque, lo que permitía un estudio más completo de diferentes tipos de plantas y su ecología.

El jardín botánico de Lund experimentó una verdadera edad de oro a finales del siglo XIX y principios del XX. En 1862, el jardín fue oficialmente inaugurado en su nueva ubicación bajo la dirección de Jacob Georg Agardh, un renombrado botánico y profesor en la Universidad de Lund. Bajo su liderazgo, el jardín se convirtió en un centro importante de investigación botánica y en un recurso clave para la educación universitaria. Durante este período, se construyeron varios invernaderos, incluyendo uno específicamente para plantas tropicales, que ahora está cerrado por reparación y reacondicionamiento y no volverá a abrir hasta dentro de dos años. Estos invernaderos, que yo echo tanto de menos no poder visitar, permitieron a los investigadores estudiar plantas de regiones del mundo muy diferentes a las de Suecia, lo que era esencial para el desarrollo de la botánica como ciencia global. Para mí, este lugar es un reducto de paz. Yo suelo caminar por sus caminos de grava, contemplando la hermosura de las plantas, que no dejan de sorprenderme con su canto a la vida.

Si me muevo hacia el sur, desde el jardín botánico, tengo un gran parque a unos 700 metros de distancia, Stadsparken (el parque de la ciudad). Este parque comenzó a desarrollarse alrededor de la muralla medieval que anteriormente rodeaba Lund, llamada Högevall[4] en 1860. El área dentro de la muralla había sido previamente un pastizal, mientras que fuera de la muralla se encontraba la fértil llanura de Lund. En 1904, la ciudad de Lund compró el terreno y este se utilizó a partir de 1907 para la gran Exposición de Lund. En 1909, el municipio adquirió el terreno adicionalmente de la cooperativa lechera Lunds Andelsmejeri, lo que es ahora Kulturmejeriet[5]. Partes del parque fueron construidas para la Exposición de Lund y se ampliaron entre 1909 y 1911. El Stadsparken fue inaugurado en 1911. En la parte suroeste del parque, hay una gran explanada de césped con un escenario al aire libre de hormigón pintado de blanco en un extremo. En ese escenario actúan todos los veranos artistas conocidos, pagados por la comuna, así que, se puede ir allí con una silla y la merienda, y pasar una tarde muy agradable en compañía de otros ciudadanos.  Cuando hace buen tiempo, los habitantes de Lund suelen utilizar esta área para diversas actividades al aire libre, como petanca, skate, vuelo de cometas, jogging etc. Aquí también se encuentra el Stadsparkscaféet, construido por Theodor Wåhlin en 1922, un lugar perfecto para tomarse un café o una copa, en buena compañía. En la parte norte del parque se encuentra Högevallsbadet (la piscina pública de la ciudad), mientras que en la parte oriental se halla, entre otras cosas, el antiguo Observatorio. Al sur, donde se encuentran la continuación de Kyrkogatan, Stora Södergatan y Södra Esplanaden[6](el boulevard sur), está Mejeriet. En la parte suroeste del parque hay desde 1907 un estanque para aves que, a falta de mar, lago o río en la proximidad, hace las veces de paisaje acuático.

Desde Stadsparken puedo seguir hacia el sur y en menos de un kilómetro, encontrarme en el mayor de todos los parques que hay en Lund. El parque de Sankt Lars (San Lázaro). El área conocida hoy como Sankt Lars Parken fue originalmente el sitio del Sankt Lars Hospital, un hospital psiquiátrico inaugurado en 1879. El hospital fue construido para aliviar el hacinamiento en los hospitales psiquiátricos de la región y para proporcionar un ambiente más adecuado para el tratamiento de enfermedades mentales. Diseñado como un «hospital en un parque», la idea era que el entorno natural y tranquilo ayudaría en el tratamiento de los pacientes. El hospital siguió operando durante gran parte del siglo XX, y en su apogeo, albergaba a cientos de pacientes. Los edificios del hospital eran típicos de la arquitectura de la época, con pabellones separados para diferentes tipos de tratamiento y un diseño general que promovía la separación de pacientes según la naturaleza y la gravedad de su condición. A medida que avanzaba el siglo XX, las políticas de salud mental en Suecia y en todo el mundo comenzaron a cambiar, en gran parte impulsada por la aparición de medicamentos psicofármacos.  Se produjo una transición hacia la atención comunitaria y la desinstitucionalización, lo que llevó al cierre gradual de muchos hospitales psiquiátricos tradicionales, incluido Sankt Lars. El hospital fue cerrado oficialmente en la década de 1990, y los edificios quedaron vacíos o fueron reutilizados. Después del cierre del hospital, el área fue transformada en lo que ahora se conoce como Sankt Lars Parken. Los antiguos terrenos del hospital se convirtieron en un parque público, y muchos de los edificios históricos fueron preservados y adaptados para otros usos. Hoy en día, algunos de los edificios han sido renovados y transformados en viviendas, escuelas, oficinas, y espacios comunitarios, manteniendo la arquitectura original como parte del patrimonio cultural de Lund. El parque es un lugar tranquilo y apacible y yo suelo llegar hasta su punto más al sur, en el molino de Flackarp, para rodeándolo, comenzar el camino de vuelta a casa.

Ya camino de casa, me gusta cruzar el parque de Tuna. Este parque fue planificado al derribar el palacio de Tuna, construido 1866-67 por el famoso arquitecto Hugo Zettervall[7] para la viuda del obispo Johan Henrik Thomander. El palacio, como muchas de las construcciones de Zettervall, era una autentica chapuza y hubo de ser derribado en 1948, por que era insalubre y hasta peligroso, pues se caía a pedazos. La última residente del castillo de Tuna fue Ida Thomander Warholm fue la hija del antiguo obispo cuya viuda mandó construir el palacio. Ella murió en 1932. Después de su fallecimiento, la casa quedó vacía y empezó a deteriorarse. La ciudad de Lund compró la casa por una suma modesta y no hizo esfuerzos por preservar el hermoso edificio. Durante la segunda guerra mundial, la defensa civil realizó sus ejercicios allí. Hubo un período en el que niños refugiados de Letonia y Estonia vivieron en el palacio, que se encontraba en ruinas

Por suerte, se dejó toda la finca sin construir y en 1958, se creo un parque, aprovechando el inmenso jardín que rodeaba el palacio. Ahora es un oasis en medio de la ciudad, en un punto muy traficado, que permite hacer un alto en el camino y descansar del bullicio callejero. Últimamente se ha construido una miniatura del palacio en el centro de un parque infantil, que se haya dentro del parque-jardín, donde los niños pueden jugar. Hay tantos parques en mi camino que prefiero quedarme aquí por el momento. Os dejo con algunas fotos de los parques.


[1] El edificio fue construido entre 1578 y 1584 por encargo del rey danés Federico II.  La casa, que se construyó como residencia para el rey y su alguacil Björn Kaas, se edificó en dos plantas con una entrada en la torre frente a la catedral. Durante la guerra (1643-1645), la casa sufrió graves daños y fue vendida en 1660 al obispo Peder Winstrup. Al morir este, el edificio pasó a pertenecer a la universidad y ha sido sede de, entre otras, la facultad de filosofía. Yo he tenido clases en sus viejos locales.

[2] Kulturen en Lund es un museo al aire libre y un museo cultural. Es uno de los museos más antiguos y grandes de su tipo en Suecia y fue fundado en 1882 y se abrió al público dez años más tarde. Kulturen está ubicado en el corazón de Lund y ocupa una extensa área que abarca tanto edificios históricos como exposiciones interiores. El museo fue fundado por Georg Karlin, un arqueólogo y etnógrafo que quería crear un museo que reflejara la vida y la cultura sueca en su totalidad. Comenzó con la adquisición de varios edificios históricos y objetos culturales que fueron la base de la colección del museo. La idea era preservar y mostrar la herencia cultural sueca en su contexto original. Con el tiempo se han ido trasladando edificios emblemáticos al recinto, lo que hace de este museo un excelente muestrario que ilustra la vida cotidiana en Suecia anterior a la industrialización.

[3] Carl Linneo es mundialmente conocido como el padre de la taxonomía moderna, Linneo estudio medicina en Lund en 1727 y estuvo viviendo en casa del profesor Kilian Stobæus.

[4] De esta muralla o más bien promontorio coronado por una palizada, ya he contado algo en anteriores entradas. Era simplemente una construcción para la defensa de la ciudad, de unos cinco kilómetros de largo que protegía las 40 ha de las que constaba la ciudad hasta la primera mitad del siglo XIX.

[5] Kulturmejeriet tiene sus raíces en un antiguo edificio que originalmente funcionaba como una lechería (de ahí el nombre «Mejeriet,» que significa «la lechería» en sueco). El edificio fue construido en 1895 y era parte de Lunds Andelsmejeri, una cooperativa lechera que operaba en la ciudad. A finales de la década de 1970, la lechería cerró sus puertas y el edificio quedó en desuso. Sin embargo, a principios de la década de 1980, surgió un movimiento en Lund para transformar el antiguo edificio en un centro cultural. Este movimiento fue impulsado por artistas, músicos, y otros activistas culturales que veían la necesidad de un espacio para la cultura alternativa y las artes en la ciudad. En 1985, después de un esfuerzo colaborativo entre la comunidad, organizaciones culturales, y el municipio, el edificio fue oficialmente transformado en Kulturmejeriet. Desde entonces, ha sido gestionado por una asociación sin fines de lucro que trabaja en colaboración con la municipalidad y otras organizaciones para ofrecer un amplio programa de actividades culturales. Yo soy muy asiduo a todas sus actividades. La última fue “cava-canvas” (cava-lienzo), por 9 euros te daban una copa de cava y un lienzo de 10×12 cm para pintar, pinceles y pinturas, las que deseases, y allí estábamos hombres y mujeres, jóvenes y menos jóvenes, bebiendo y pintando. ¡Muy chulo!

[6] Hay mucho que decir sobre este boulevard, que contaré en alguna próxima entrada.

[7] Zettervall era un arquitecto famoso pero muy controvertido. Trabajaba rápido, con materiales nuevos y no siempre bien probados, y no es poco frecuente que esos edificios hayan tenido que ser derribados en relativamente poco tiempo. Se puede decir que era el Calatrava del siglo XIX, por ser tan aficionado al cemento y a las formas teatrales y eclécticas.