Desde el mismo momento en que fue fundada la universidad de Lund, comenzaron a surgir los problemas de alojamiento. Para una ciudad de 1300 habitantes, la acogida de 150 estudiantes foráneos ya era un problema, que en la época de Tegnér y Agardh se había agravado tanto, que era preciso hacer algo para solucionarlo. Los catedráticos empezaron a ganarse un sobresueldo, alojando en sus casas a sus estudiantes. Esta era sin duda una buena solución para muchos, porque en estas casas había buenas bibliotecas y, estando cerca del catedrático, se podía profundizar en temas que le interesaran al estudiante. Cuando Lineo vino a Lund a estudiar en agosto de 1727, Lund tenía 2750 habitantes de los cuales 300 eran estudiantes. Linneo se alojó en la casa de Kilian Stobeus, doctor en medicina, el primero en Suecia, que un año más tarde ganó la doble cátedra de filosofía natural y física experimental. Stobeus tenía la biblioteca más completa de Lund y Linneo tomaba prestados libros que leía por las noches. Pero el joven Linneo estaba muy descontento con la enseñanza que recibía de sus profesores y también con lo que a él le parecía un jardín botánico insuficiente para sus necesidades. Un amigo de la familia le aconsejó mudarse a Uppsala, cuya universidad contaba con un mejor jardín botánico y con profesores competentes, y Line dejó Lund, casi sin despedirse de su anfitrión, al año siguiente.
La estancia y manutención en Lund era uno de los obstáculos, quizás el más serio, que un joven podía encontrar para estudiar en su universidad. Por tanto, esta posibilidad les estaba vetada a casi todos los jóvenes suecos, salvo que tuvieran algún mecenas. Si buscamos en las matriculas veremos que los padres de los estudiantes eran nobles o pertenecían a la jerarquía religiosa, aunque los hijos de campesinos se iban haciendo notar cada vez más. Especialmente estos últimos necesitaban encontrar alojamientos económicos y así fueron surgiendo las casas de estudiantes. Generalmente estas casas eran de dos plantas y las habitaciones para estudiantes estaban dispuestas en el segundo piso o en el ático, preferiblemente agrupadas alrededor de un corredor común. Las habitaciones eran muy primitivas para los estándares actuales: generalmente una cama, una silla, una mesa pequeña, una jofaina y, en el mejor de los casos, algún baúl o armario, donde guardar las pocas pertenecías. La limpieza estaba incluida en el alquiler y no había posibilidad de cocinar. Por otra parte, limpiar, cocinar, lavar y remendar la ropa rota no eran tareas que se esperaba que hiciera un estudiante, para eso estaban las doncellas comunitarias de la casa, que lo hacían por un pequeño sueldo. Las habitaciones generalmente se calentaban en otoño e invierno, y más de la mitad de la primavera, con una estufa de leña empotrada. El costo de la leña podía ser tanto como el alquiler. También era preciso costearse las velas de cera, necesarias todo el invierno para poder estudiar.
Algunas de estas casas, construidas en el siglo XVIII, siguen existiendo y dan ambiente a la ciudad, aunque ya no sirven como albergue para estudiantes. Como podéis ver en las fotos que subo a esta entrada, hoy podemos encontrar peluquerías o restaurantes en los bajos, mientras que los pisos altos son viviendas particulares. En su tiempo se las conoció con diversos motes: Locus Peccatorum o Locus Virtutum, ambas se hallan ahora dentro del recinto del museo al aire libre Kulturen, La Antorcha, La Felicidad y La Cabaña en la Calle St Petri, La caserna de Malmros, en Skomakargatan, La casa de los caballeros en Södergatan, La granja de Wickman o otras muchas. A mediados del siglo XIX fue construido el castillo de los estudiantes (AF borgen), que durante mucho tiempo acogió habitaciones para estudiantes junto con locales para fiestas y reuniones, además de oficinas. A las espaldas del castillo de los estudiantes se construyo en 1947 una casa prototipo con comodidades modernas, duchas y cocinas, para albergar a los estudiantes que, a partir de mediados de los años 40, abarrotaron la universidad y la ciudad, dejando así de pertenecer a una élite y formando un feliz proletariado. En la actualidad, la universidad de Lund tiene más de 8000 empleados de todas las categorías y unos 42 000 estudiantes. Las fotos de abajo muestran algunas de las antiguas casernas estudiantiles, cuyos edificios han sobrevivido hasta nuestros días. La ultima muestra Locus Peccatorum, el lugar del crimen.
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