Durante mis paseos doy rienda suelta a mis pensamientos, y no es raro que esos pensamientos me lleven a recordar experiencias que he tenido a lo largo de los años. Durante muchos años, más de un cuarto de siglo veía yo el mundo a través de los cristales de mi despacho, en el instituto Vipan. Por tanto, hoy al pasar caminando por el exterior del edificio, no pude evitar mirar hacia la ventana, y los recuerdos comenzaron a afluir.

Inicie ya en el 1996 una serie de conferencias/seminarios que, bajo el nombre de Lux, traían a investigadores, políticos y personas relevantes en el ámbito social y económico a nuestro instituto para charlar sobre temas de actualidad. De esta manera desfilaron por nuestro aula autores de primera línea, arzobispos, fundadores de ONG:s, autoridades en distintas disciplinas tanto suecas como internacionales. Una de las conferenciantes que pasaron varias veces por nuestro seminario fue la catedrática de filosofía, y fundadora de la ONG Shanti Sahyog, en Deli, una organización que trabaja para alcanzar soluciones pacíficas, por tanto, no violentas, a los conflictos entre estados. Suman Khanna Aggarwal, a la que tras muchos años de cooperación considero mi amiga, venía a decirnos que la mayoría de los problemas que ahora cuestan sangre y llantos en una gran cantidad de países y regiones del mundo, podrían solucionarse si los estados se comprometiesen a financiar la solución pacifica de los mismos, con los mismos medios económicos que se emplean para equipar a sus ejércitos; un dólar para las armas, un dólar para la paz.

Y en esto me llegan por todos lados informaciones del actual conflicto entre Israel y el grupo palestino Hamas, que ya está costando miles de víctimas, entre las cuales se encuentran como siempre niños inocentes, hijos, padres, hermanos, amigos, arrancados de sus vidas por una lógica criminal. Siento esta impotencia que muchos sienten y me pregunto ¿qué podría yo hacer? Suman nos dice que tenemos que presionar a nuestros gobiernos para que actúen y la única forma de actuar sin echar más leña al fuego es por medio de nuestros recursos económicos. Yo pienso que el problema entre Israel y los palestinos es complicadísimo, pero no hay problema sin solución.

La cuestión del conflicto entre el estado de Israel y los palestinos ha perdurado durante décadas debido a una serie de factores interrelacionados. Uno de los factores es sus raíces históricas profundas que datan de la creación del Estado de Israel en 1948 y la Nakba, que resultó en el desplazamiento de palestinos. Ambos lados reclaman territorios, lo que lleva a un conflicto sobre quién tiene derecho a la tierra y la autodeterminación.

En 1948, durante el proceso de la creación del Estado de Israel, se produjo un evento significativo conocido como la Nakba, que en árabe significa «catástrofe». La Nakba se refiere al desplazamiento masivo y la expulsión de cientos de miles de palestinos de sus hogares en el territorio que se convertiría en Israel. Los palestinos que fueron desplazados se convirtieron en refugiados. Muchos palestinos perdieron sus propiedades y tierras durante este proceso. Estas propiedades fueron confiscadas o expropiadas por el gobierno israelí. Al perder sus propiedades y verse desplazados de sus hogares, los palestinos buscaron refugio en países vecinos como Jordania, Líbano, Siria y la Franja de Gaza, donde vivieron y viven en campos de refugiados durante décadas. Los palestinos desplazados y sus descendientes han mantenido la aspiración de regresar a sus hogares y tierras originales en lo que ahora es Israel. Esto sigue siendo un tema de gran controversia en las negociaciones de paz. Aquellos palestinos que permanecieron en el territorio que se convirtió en Israel después de 1948 obtuvieron la ciudadanía israelí, aunque su estatus y derechos dentro del Estado de Israel siguen siendo objeto de debate y controversia.

Para conseguir una paz duradera en Palestina es preciso tener en cuenta las necesidades del pueblo palestino, aún sin obviar el derecho de los judíos a tener un estado propio, algo que la comunidad internacional les debe sin duda, a la luz de los pogromos y persecuciones a las que han estado expuestos a lo largo de los siglos. Y aquí el dinero es necesario para solucionar el conflicto, al menos en su parte económica, la adquisición de tierras y la construcción de un estado Palestino reconocido internacionalmente como miembro de la ONU. El dinero se necesita para compensar a los palestinos por sus pérdidas materiales y para construir/reconstruir una autoridad palestina democrática y moderna. Si lo pensamos bien, los costes de esta compensación serían mucho menores que los costes de estas guerras terribles e inútiles, guerras sin fin y sin posibilidad de resolver nada, más bien hacer que la situación se perpetue por los siglos de los siglos.

Invito desde aquí a todo aquel que piense como Suman y como yo a que presionen a sus gobiernos, sean cristianos, laicos o musulmanes, para encontrar una salida posible y no violenta a este conflicto. Es posible y se puede conseguir en cualquier momento, pero antes hay que alcanzar la paz, el alto al fuego, el cese de hostilidades, la devolución de los rehenes judíos sanos y salvos, y la anulación de las ordenes de venganza indiscriminada, que es lo que vemos en estos días.

Estos son mis pensamientos un día como hoy, en el que recuerdo como si fuera ayer una de las conferencias de Suman Khana Aggarwal en nuestro instituto, bajo el título de «The Science of Non-Violent Defense». Hoy, como entonces, el otoño trae lluvia. En algunos lugares llueven bombas mientras nosotros miramos desde nuestros despachos.