Releí ayer tarde unos bellos poemas de Gabriela Mistral y ahora, cuando paseo esta mañana ventosa, me vienen a la mente algunas estrofas, que ella dedica al beso, ese acto tan intimo entre dos personas, ese vínculo emocional y físico:
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Una relación puede cambiar de carácter en un instante, de la amistad al amor apasionado o, del apoyo mutuo y confianza, al odio mas recalcitrante, todo esto en un segundo y todo por un beso. ¿Qué es un beso? Creo que ya habrá algún lector que crea saber a dónde quiero llegar. He leído los periódicos y en casi todos leo sobre un juicio sobre un famoso beso.
Algunos investigadores creen que el beso proviene de un comportamiento instintivo relacionado con la alimentación. En muchas especies de primates, las madres mastican la comida y la pasan boca a boca a sus crías. Además, el beso tiene una función biológica en la selección de pareja. Se ha demostrado que la saliva contiene información sobre la compatibilidad genética, y el beso permite evaluar inconscientemente la idoneidad de una pareja a través del olfato y el gusto.[1]
Hasta ahora se creía que las primeras referencias al beso aparecieron en textos védicos de la India, hace 3500 años, donde se describe el beso como un gesto de afecto, en el relato de un padre besando a su hijo recién nacido tres veces en la frente. En Mesopotamia, los sumerios mencionaban besos en sus textos religiosos. Últimamente, expertos daneses han encontrado esta primera evidencia en textos cuneiformes en tablillas de barro con más de 1000 de anterioridad, pertenecientes a las culturas nacidas entre el Éufrates y el Tigris.[2] En la Grecia clásica, el beso tenía connotaciones tanto afectivas como sociales.
Los romanos distinguían los besos de amor con tres nombres diferentes. Cada beso tenía un significado único según el propósito y las circunstancias. El más común de los tres era el osculum, equivalente al beso de boca cerrada que en inglés se conoce como angel kiss (beso de ángel). El segundo beso se llamaba savium, y proviene del latín suavis, que significa dulce o suave. El savium representaba el beso más íntimo y apasionado que una pareja podía compartir, conocido en tiempos modernos como el beso francés. El tercer beso se llamaba basium, del cual se deriva el término moderno bacio, comúnmente utilizado en el italiano estándar de hoy. Con el tiempo, se convirtió en el término que los romanos usaban para referirse a cualquier tipo de beso, ya fuera para mostrar afecto a sus hijos o para compartir intimidad con su pareja.
De los tres, el osculum era sin duda el más curioso. Este tipo de beso de labios a labios tenía además otra peculiaridad sorprendente, totalmente alejada del romance. En la antigua Roma, una mujer tenía la obligación diaria de besar a su esposo en la boca. Más aún, también estaba obligada a besar a sus parientes varones, así como a los hermanos y primos de su esposo. Esta expectativa estaba dictada por el llamado «ius osculi» o «derecho al beso». Este derecho se remonta, según la leyenda, hasta el mismo Rómulo y continuó hasta el período imperial. Este beso era un acto de control de alcalemia, ya que el aliento de la mujer podía delatar si ella había bebido vino, cosa que les estaba prohibida a toda dama casta.
Como muestra de afecto y como ceremonia social, el beso ha pasado por muchas fases desde la antigüedad a nuestros días, pero, sin lugar a dudas, sigue dando que hablar, sobre todo cuando se trata de besos no deseados o no consentidos, que pueden traer serias consecuencias.
¿Cuál es una pena apropiada por dar un beso no deseado? ¿Una multa, una temporada en la cárcel o, algo aún peor? Un caso muy sonado ocurrió en el Artichoke Public House, un bar de Londres, el 26 de diciembre de 1837. Caroline Newton le mordió la nariz a un hombre llamado Thomas Saverland después de recibir un beso no deseado. Saverland afirmó ante el juez que Newton le había atacado después de que él hiciera una broma sobre que su hermana era más bonita que ella. Saverland presentó cargos contra ella. Sin embargo, cuando localizaron a Newton, ella afirmó que Saverland había intentado besarla repetidamente y, cuando ella lo rechazó, él se volvió violento. Newton dijo que los dos habían peleado y que le había mordido la nariz en un acto de autodefensa. El jurado absolvió a Newton y el presidente del tribunal que supervisaba el juicio le dijo al jurado:
«Caballeros, mi opinión es que, si un hombre intenta besar a una mujer contra su voluntad, ella tiene todo el derecho de morderle la nariz, si así lo desea.»
Esta declaración, conocida más tarde como la «Ley del Beso», sentó bases legales para castigar el acoso callejero y el asalto en la Inglaterra del siglo XIX y creó un precedente para multar y encarcelar a hombres por «molestar a mujeres» y desató un debate sobre si el «no» realmente significa «no» cuando se trata de besos no deseados.[3]
Hay otros casos de besos con consecuencias, por ejemplo «The Kissing Case» que es uno de esos incidentes en los que un beso, mezclado con prejuicio racial, llevó a una grave injusticia en 1958. Los hechos sucedieron en Monroe, Carolina del Norte, donde James Hanover Thompson, de nueve años, y David Simpson, de siete años, dos niños negros, estaban jugando y se les acercó una niña blanca vecina, quien los besó a ambos en la mejilla.
La niña les contó a sus padres sobre el suceso y, motivados por el prejuicio, denunciaron el incidente como una violación a las autoridades. Thompson y Simpson fueron arrestados, acusados de abuso deshonesto, golpeados y detenidos en la cárcel durante seis días antes de que se les permitiera ver a sus familias. Tras un juicio, fueron sentenciados a permanecer en una escuela reformatoria hasta los 21 años: un castigo extremadamente severo para niños en edad preadolescente.
La noticia de su caso se difundió, y a instancias de Eleanor Roosevelt y la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color), el gobernador Luther Hodges de Carolina del Norte les otorgó el indulto después de que cumplieran tres meses de reformatorio, que les marcó de por vida. Ni los niños ni sus familias recibieron nunca una disculpa formal por parte del estado.[4]
Después tenemos esos besos que hacen época. El 22 de noviembre de 1968, la serie Star Trek presentó un beso interracial entre el capitán Kirk y la teniente Uhura, interpretados por William Shatner y Nichelle Nichols, respectivamente, que dejó una huella duradera en la cultura estadounidense. Esto ocurrió solo un año después de que la Corte Suprema dictaminara a favor de la legalidad de los matrimonios interraciales en el caso Loving v. Virginia[5], y Star Trek desafió así las normas de representación de la época.
Sin embargo, este beso revolucionario entre el capitán blanco y la teniente negra, casi no ocurre. Los productores temían que algunos espectadores del sur de Estados Unidos podrían protestar por el beso interracial. Por lo tanto, para el episodio, filmaron dos versiones del beso: una fuera de pantalla y otra en pantalla. Nichols recordó que ella y Shatner deliberadamente olvidaron sus líneas para que la cadena tuviera que elegir la toma original en pantalla.
El beso generó revuelo y rompió barreras, pero los ejecutivos nunca recibieron las quejas que esperaban. Nichelle Nichols contó al Archive of American Television que, en lugar de eso, Star Trek recibió la mayor cantidad de cartas de fans que jamás había recibido por un solo episodio, según informó NBC News. Filmado en medio del movimiento por los derechos civiles, este beso interracial, ambientado aproximadamente 300 años en el futuro, “sugería que habría un futuro donde estos problemas no serían tan relevantes”. [6]
Entre los besos más conocidos, está el beso fraternal socialista, y el más famoso de todos estos besos fraternales tuvo lugar el 4 de octubre de 1979, cuando el secretario general de la República Democrática Alemana, Erich Honecker, y el líder soviético Leonid Brezhnev se reunieron para celebrar el 30 aniversario de la RDA. Alemania Oriental y la Unión Soviética acababan de firmar un acuerdo comercial de diez años para intercambiar maquinaria por combustible. Honecker y Brezhnev compartieron un beso apasionado y con la boca abierta, totalmente habitual entre los líderes comunistas de la época, hoy inmortalizado en un grafiti que muestra el beso y un texto que reza: “Mein Gott, hilf mir, diese tödliche Liebe zu überleben” (Dios mío, ayúdame a sobrevivir a este amor mortal).
Otro beso famoso, el más icónico a mi parecer, reproducido miles de veces en representación de una victoria señalada, es el beso que un marinero dio a una enfermera en la plaza de Times Square el 14 de agosto de 1945. En la plaza había dos fotógrafos que captaron la acción desde diferentes ángulos. Uno de ellos era el famoso fotógrafo Alfred Eisenstaedt, que tiene el copyright y el otro era un fotógrafo oficial de la marina americana, Victor Jorgensen, y su foto, al ser un empleado del estado, es de dominio público, y la podéis ver abajo. El caso es que, el beso fue robado. El marinero de 22 años, George Mendonsa, oriundo de Newport, Rhode Island, se abalanzó sobre la enfermera Greta Friedman, un año menor que él y, usando su fuerza física, la agarró y le plantó un beso en toda la boca. “Ese hombre simplemente vino y me agarró. Era muy fuerte. Yo no lo estaba besando. Él me estaba besando a mí”, explicó Friedman en un programa de la CBS News en 2012.[7]
El entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, besó en los labios a la futbolista Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial femenino el domingo 23 de agosto. Ese breve acto, en plena celebración de haber conseguido un título histórico para España, generó una oleada de consecuencias inagotables y un profundo debate político y social en España sobre consentimiento sexual, sexismo y abuso de poder. No estaba el horno para bollos, y a Rubiales se le cayó el pelo, permítaseme la broma, siendo yo también calvo. Todo comenzó con ese beso de un segundo, pero rápidamente se le añadió un gesto bastante vulgar que, acalorado por los acontecimientos en el campo, y creyendo que estaba en un bar de su pueblo, hizo delante de la reina y la princesa. Comenzó a rodar una bola de nieve, impulsada por Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, y este beso quedará en la historia como uno de esos besos inmortales. Si Rubiales hubiera sido un poco más viejo, podría haber recordado aquella canción de Manolo Escobar:
“La española cuando besa
Es que besa de verdad
Y a ninguna le interesa besar con frivolidad”
[1] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1002/evan.22050
[2] https://humanities.ku.dk/news/2023/humanitys-earliest-recorded-kiss-occurred-in-mesopotamia-4500-years-ago/
[3] https://archive.org/details/compendiumofkiss0000citr/page/n3/mode/2up
[4] https://www.npr.org/2011/04/29/135815465/the-kissing-case-and-the-lives-it-shattered
[5] https://supreme.justia.com/cases/federal/us/388/1/
[6] https://www.nationalgeographic.com/science/article/star-trek-science-space-astronomy-technology-fazekas
[7] https://rarehistoricalphotos.com/v-j-day-kiss-times-square-1945/

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